OGUITA MASANOSUKE, QUIEN TENÍA UN LIBRE TRÁNSITO ENTRE LA REALIDAD Y LOS SUEÑOS PUBLICÓ “CANCIÓN DE CHONTAL”


             
Oguita Masanosuke nació en el poblado de Aikawa, Distrito de Aiko, en la prefectura de Kanagawa en el año 1898. Al terminar la secundaria, su deseo era vivir en Los Ángeles en donde radicaba su hermano mayor, por lo que buscó ingresar a los Estados Unidos. Sin embargo; en el  año de 1907, se firmó el llamado Acuerdo de Caballeros (Gentlemen's Agreement) entre Japón y Estados Unidos que limitaba la salida de japoneses hacia Estados Unidos.
 Ante esta situación, Oguita cambió sus planes y se dirigió a México con la intención de ingresar a Estados ChontalUnidos como bracero, deseo que tampoco pudo realizar. Fue así que se trasladó a Perú a la edad de 19 años para trabajar en una compañía de comercio donde no se sintió muy a gusto por lo que decidió regresar nuevamente a México.
     El dentista Suetaka Masataro, quien era un amigo de su hermano mayor, radicaba en Hermosillo, Sonora. Oguita decidió quedarse a vivir y a trabajar en el consultorio de Suetaka, lugar donde aprendió mecánica dental, y mediante estos conocimientos instaló años después un consultorio en la ciudad de Tehuantepec, Oaxaca.
     Suetaka tenía una hermana menor llamada Tama, era una mujer inteligente egresada de la Universidad Femenina Ferris. Tama, quien había venido a México junto con su esposo, tuvo que regresar a Japón por ciertos problemas. En ese entonces apareció Oguita y al conocerse ambos, de inmediato se sintieron atraídos el uno por el otro. Tama había ya abordado el barco, pero al ver a Oguita quien había ido a despedirla, se echó un clavado en el mar y de ese modo se quedó en México. Esta historia cierta que parece producto de la fantasía se hizo famosa. Tama era 13 años mayor que Oguita.

 

LA RESIDENCIA OGUITA ERA UNA SEGUNDA EMBAJADA

Oguita estableció lazos de amistad con pintores y conoció al famoso director de cine soviético, Serguei  Einstein.  Después de la guerra, Oguita puso un consultorio dental en la Ciudad de México; a su casa ubicada en el número 75 de la calle de Uruguay, llegaban muchas visitas de Japón, y era llamada la “Segunda Embajada”. “No quiero ir a la embajada, pero a la casa del doctor Oguita, voy sin falta” , decían sus amigos. De este modo acudían personas tales como Mishima Yukio, Hayashi Fusao,  Ishida Ei-ichiro, Amano Yoshitaro y Fukuzawa Ichiro, entre otros tantos,  para escuchar con atención la plática de Oguita.
     En ocasiones, en su consultorio y residencia estaba colgado un letrero que decía: “Hoy no hay consulta porque me fui a Tehuantepec”. Pero, Oguita no iba a Tehuantepec, se quedaba en casa y se dedicaba a traducir al español los cantos antiguos que habían dejado las tribus chontales que estaban desapareciendo.

 

UNA FAMILIA REAL EN LAS MONTAÑAS DE OAXACA

Oguita siempre iba vestido de buen gusto con su camisa azul marino y su corbata roja. Sus escritos por más fantasiosos que parezcan siempre eran interesantes:
    “¿Tú sabes por qué trabajo? Sé que hay un pariente del emperador en las montañas de Oaxaca y quisiera un día llevarlo a Japón. ¿Entiendes?  Es una persona de la familia real. No puede ir en un avión normal. Tiene que ser un vuelo chárter. Estoy juntado el dinero para ello.”
     “¿Desea usted ir a dónde está esa persona?”
     “Algún día lo he de llevar. Pero sólo será hasta medio camino. Después de ello sólo podré ir yo solo.”
    Oguita iba envolviendo a la gente con su charla, y luego se desaparecía despreocupadamente entre la aglomeración de las calles.
     “El Istmo de Tehuantepec es semejante a Izumo (nubes salientes) del Japón. Basta con verlo en un mapa. Ambos son un istmo. La tribu de Izumo era gente llegada de Medio Oriente, y sus antepasados eran los antiguos babilonios. En la antigua Babilonia, se usaba el emblema de la flor de crisantemo y la campánula (Platycodon grandiflorus)”. Así iba hablando Oguita quien era famoso por tener una técnica de conversación que transportaba a quienes lo escuchaban a otro mundo.
     En enero de 1976, falleció de un infarto al miocardio mientras daba tratamiento dental a un amigo quien había venido desde Tehuantepec. Tenía 77 años.

 

UN SUEÑO POR MÉXICO

Alguien que consideraba a Oguita su maestro, era el profesor Takayama Omoshiro, ex catedrático de la Universidad de Sofía en Tokio. Después de la muerte de Oguita, publicó el libro “Un sueño por México” (1986, ed. Heibonsha.) En este libro Takayama dejó escrito en el epílogo lo siguiente:

¿Acaso de veras se vive con raíz en la tierra?
Nada es para siempre en la tierra:
Sólo un poco aquí.
Aunque sea de jade se quiebra,
Aunque sea de oro se rompe,
Aunque sea plumaje de quetzal se desgarra.
No para siempre en la tierra:
Sólo un poco aquí.

     Se dice que este poema que habla de la frugalidad de la vida humana fue escrito por Nezayualcóyotl, el monarca del reino de Texcoco en la época de los aztecas, y al parecer para Oguita Masanosuke, este rey que componía poemas con tal sentimentalismo, debería ser una persona que llevaba sangre de japonés en sus venas.  El maestro, en su labor de traducir y hacer colecciones de canciones antiguas chontales, dejó un legado académico que no desmerece en nada comparado con el de los etnógrafos más destacados; sin embargo, al encontrar en las culturas autóctonas de México los menores rasgos de algo japonés, de inmediato tomó un aspecto idealista y acabó introduciéndose en un mundo de fantasías.”   

 

Pie de foto: Oguita Masanosuke y su esposa Tama

 

 

director de cine

Pie de foto: Con el director de cine de la Unión Soviética Eisenstein (1931)


Traducción del náhuatl al español por Miguel León-Portilla