10. Luis Nishizawa
Luis Nishizawa , un pintor con espíritu samurái
HIZO FUSIONAR DE UNA MANERA ADMIRABLE A MÉXICO Y JAPÓN
Luis Nishizawa, el llamado Gran Maestro de la naturaleza muerta y los paisajes en México del siglo 20 nació en una hacienda de San Mateo (hoy Cuautitlán) en el estado de México, el 2 de febrero de 1918.
Su padre fue Nishizawa Kenjiro, originario de la prefectura de Nagano; su madre fue María de Jesús Flores. En 1925 se trasladó con su familia a la ciudad de México. Durante el día trabajaba en una joyería y durante las noches asistía a una escuela de música. En 1942 ingresó a la Academia de Artes de San Carlos. En 1947 se graduó con el título de Maestro en Artes Plásticas recibiendo mención honorífica. Después de graduarse, en 1951 realizó su primera exposición individual y desde 1955 fue maestro en la Universidad Nacional Autónoma de México.
Cuando era joven, conoció a José Clemente Orozco de quien recibió una gran influencia. Aprendió de Orozco los fundamentos del retrato de la figura humana y, después de ello, poco a poco incursionó en las técnicas de paisaje y elementos de la pintura tradicional japonesa llamada sumie, produciendo múltiples obras admirables que la fusionan con la fuerza del paisaje mexicano.
Luis, quien había heredado mucho de la sangre por parte de su padre sentía una fuerte admiración por Japón. Sus obras que nacieron de su espíritu y rasgos de samurái antiguo son llamadas “un punto de contacto de México y Japón”.
En 1981 concluyó en la estación de Keisei-Ueno un mural de cerámica Fugetsu een nen. Es una obra cuyo tema son las banderas con forma de carpa “koinobori” y los rehiletes con los cuales expresa la imagen de Fushikaden.
“Desde muy pequeño estuve en contacto con la naturaleza; recuerdo que mi padre, quien tenía a su cargo un rancho, nos mandaba a pastorear rebaños y ganado al campo. Me gustaba mucho porque podía ver como los colores iban cambiando con la luz del día; en la época de lluvias se formaban charcos donde se reflejaba el azul del cielo y contemplaba la maravilla del inicio de la vida con los renacuajos que en poco tiempo les crecían las patitas, perdían la cola y después desaparecían; además, descubrí que tenía habilidad para el dibujo, por lo que considero que fueron los aspectos que me definieron a tomar esta carrera profesional más adelante con el apoyo de mis padres. ”
Esta fue la respuesta que dio a Toda Isao (el entonces presidente de la Asociación México Japonesa) en 2009 durante la visita a su taller cuando le preguntó qué influencia habían tenido sus experiencias infantiles en su actividad pictórica.
Pie de foto: En su taller de Toluca (2012)
Pie de foto: “Boletín Nichiboku” Artículo de presentación del número de Año Nuevo en 1956. Luis Nishizawa tenía 38 años.