México estaba profundamente embriagado por la celebración del Centenario de la Independencia. Se llevó a cabo una fastuosa cena en el Castillo de Chapultepec. El día 15 de septiembre, 500 mil ciudadanos celebraron la fiesta de Independencia desfilando. Ese día Porfirio Díaz cumplía 80 años. El día 23  se realizó un gran baile en la oficina presidencial con lo cual la noche mexicana destellaba como el “Castillo sin Noche” .

     Sin embargo, inmediatamente después, México cayó en un abismo de grandes disturbios. Comenzó la Revolución y sólo 3 meses después todo el territorio estaba cubierto por disparos. El esplendor del gran baile de salón y el gran éxito de la exposición japonesa fueron borrados por el estruendo de los disparos y México se vio envuelto en un remolino de luchas internas durante los siguientes años. Aun así, los lazos que unían a ambos países no fueron rotos sino todo lo contrario, se engrosaron y multiplicaron.

     Fue la “Fuerza de los migrantes japoneses”, quienes llegaron en gran número a México después del Tratado de Amistad y Comercio, lo que continuó devanando esos lazos.

 

 

 

Residencia de Oscar Braniff en la cual se hospedo el embajador Uchida Kousai

 

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EL GOLPE DE ESTADO . “LA DECENA TRÁGICA”
    

EL DIPLOMÁTICO SAMURAI SR. HORIGUCHI KUMAICHI SALVA A LA FAMILIA MADERO

El embajador Horiguchi estuvo en México cuatro años, del 1909 a 1913. Se trasladó con sus dos hijos y su segunda esposa, una belga de nombre Suchina. Uno de sus hijos es el poeta Horiguchi Daigaku.
     Los hechos ocurrieron el 9 de febrero de 1913. Era un domingo bastante soleado.  A las 7 de la mañana, llegó a los oídos del padre e hijos la noticia de que había una batalla en el centro de la ciudad. Se trataba de un golpe de estado militar.
     Kumaichi terminó de desayunar apresuradamente y se dirigió a la residencia presidencial de Chapultepec a toda velocidad en auto.  En la residencia no se encontraba sino Sara, la esposa del presidente. El presidente Madero, quien había recibido un aviso de urgencia acababa de salir con cerca de 50 cadetes para reprimir a los rebeldes. El embajador dejó dicho: “Si pasa algo, con toda seguridad les brindaré mi apoyo. No se preocupe”  y regresó a la residencia oficial.
     De madera cotidiana, Suchina y Sara llevaban una relación de amistad.